El Historia, Es Actual

El Pasado se ve reflejado con una mirada crítica en nuestro presente.


Las crónicas han sido desarrolladas en nuestro programa radial QSVT en FM Abril, Rosario.

De Carne Somos


Sabemos que tanto caballos como vacas llegaron a nuestras tierras en los barcos de los españoles conquistadores. Los naturales de la región no los conocían y los nuevos vecinos trataron de conservarlos levantado corrales tan precarios como sus improvisadas viviendas. Caballos para traslado y defensa y vacunos primordialmente para la provisión de la leche y sus derivados, base inestimable de la alimentación de los nuevos habitantes.
Esos animales, que de tal forma también habían descubierto la pampa húmeda, se enseñorearon de ella disfrutando de ese verde paraíso. Pasaron casi 50 años para que don Juan de Garay refundara Buenos Aires en 1580. Durante ese casi medio siglo, vacas y caballos, se habían reproducido incesantemente. Pero ya no eran las nobles cabalgaduras ni las mansas lecheras. Nacidos y criados libremente en la inmensidad de una llanura ubérrima, el potro manso se había vuelto chúcaro y la vaca tranquila y somnolienta del establo, un animal peligroso.
Se calcula que en el siglo XVII había en la pampa unas 40.000.000 de cabezas de ganado más bien perdido o abandonados eran considerados propiedad de nadie, o sea jurídicamente una "res nullius". Para darse una idea de cuán poco era el valor del ganado, un dato histórico es que cualquiera podía apoderarse del mismo con tal de no pasar de doce mil cabezas de ganado.
En 1608 la corona española, por medio de sus autoridades en el virreinato del Perú, permitió a los pobladores que cada uno declarase bajo juramento las cabezas que había perdido "él o sus antecesores, lo que era medio fantástico" a fin de recuperarlas, calculando, por supuesto, el porcentaje de su crecimiento vegetativo.
Concretado el amparo, a estos vecinos se les llamó "accioneros" y se les reconoció el derecho de propiedad sobre tales vacunos. Se les permitió la batida del campo con el objetivo de cazar ese ganado salvaje, práctica que se conoció bajo el nombre de "vaquería", faena de hombres de a caballo que realizaban la peligrosa persecución del cimarrón, volteándolo cuando conseguían que la media luna de desjarretar le cortara el tendón de Aquiles. El destino era fundamentalmente la obtención del cuero. La carne era despreciada.
Este privilegio, trasmitido de padres a hijos, fue, con el tiempo, identificándose con la tierra o coto de caza en que esa tarea se realizaba y tal fue el origen de las grandes estancias primitivas. Recien hacia el 1800, la producción ganadera con destino a la producción de carne para la esxportación se fomentó decididamente con la aparición de los primeros saladeros.

Siguiendo la historia de la abundancia, hoy, los argentinos somos los primeros consumidores mundiales de carne, pero hemos moderado la cultura carnicera, mientras que a principios del siglo XX consumíamos más de 100 kilos, ahora levemente superamos los 60 Kg por año.
La argentina posee desde hace muchos años alrededor de 50 millones de cabezas, no muy lejos de los 40 millones que deambulaban salvajemente hace 400 años atrás. Pero el fenómeno se agrava ya que hoy se faenan vientres y animales de menos de 300 Kg con lo cual la reducción del ganado en pié es inevitable.
Es el tema de la distribución del ingreso a través de mejor salario o menor precio de los alimentos lo que está danza. Y el gobierno a través de la politica ganadera, de restricciones a la exportación, control de precios y salarios a logrado todo lo contrario, disminuir la producción ganadera al ritmo del menor consumo por reducción del poder adquisitivo del salario.

Pero como siempre decimos…esa, esa es otra Historia.

APA. 8 de Setiembre de 2009