Hace 27 años, María Yanina Amitrano, con sólo 7 años y cursando el 2º del Colegio Nuestra Señora del Rosario de Necochea, como parte de una actividad escolar, escribió, al igual que todos sus compañeros, una carta destinada a algún soldado desconocido que en aquellos años luchaba en
La nota decía:
“Necochea, 11 de mayo de 1982.
Mi querido soldadito desconocido. Te escribo porque quiero decirte gracias por lo que están haciendo por mi Patria.
Estoy orgullosa de ti. Yo me llamo María Yanina Amitrano y vivo en la calle 40 -2524 de la ciudad de Necochea.
¡Viva
Espero que me contestes. Yanina”.
Cuál fue el recorrido de la carta?, ¿Quién la recibió?, ¿Quién la encontró?. Nunca tuvo respuesta, hasta que después de 26 años, Yanina Amitrano, hoy ya convertida en una mujer, recibió en la casa de sus padres en Necochea una carta a su nombre de un médico argentino llamado Carlos Court Lucero, radicado en Islas Canarias, España dando cuenta de esa carta.
Carlos, había visitado hacia un tiempo atrás el Museo de
En el sitio web del Museo (Nacional Army Museum) existe un enlace que permite acceder a material exclusivo de
La otra carta es de Cristina Coria, de nuestra ciudad de Rosario, la que decía:
"Rosario, 30/4/1982. Queridos soldados: tengo tres hijos varones de 9, 7 y 4 años, pero me imagino y me pongo en el lugar de las madres que, de este lado del océano, tienen la incertidumbre de la espera. Por eso, en nombre de todas, les hago llegar este sentimiento. Suerte y fe. Una madre santafesina".
La esquela estaba en un sobre, en medio de otros objetos: comida, chocolate y algún abrigo.
Tal vez acostumbrada a ser solidaria, Cristina no esperaba una respuesta a su gesto. Se ilusionaba con que su humilde aporte sirviera de alivio a los jóvenes que lucharon los cuarenta y cinco días que duró la batalla, entre el 1º de mayo y el 14 de junio.
Pero 25 años despues, el 31 de marzo de 2007 una vecina del anterior barrio donde residía Cristina le contó que había llegado un aviso del Correo Argentino para ella.
La mujer fue directamente al correo central de Córdoba y Buenos Aires y pidió la carta. Cristina nos dice:-”Salí y me senté en los escalones de la puerta para leerla. No entendía nada, en el sobre figuraba un remitente de Buenos Aires. La abrí y lo primero que vi fue mi propia letra. Estaba desconcertada". Pero no tardó en darse cuenta. El papel que tenía en sus manos era una fotocopia del poema que había escrito hacía 25 años y la carta pertenecía a un hombre que contestaba tras un largo silencio.
El soldado resultó ser Daniel Alberto Fuster, hoy un hombre de 45 años, que estuvo durante la guerra apostado en el regimiento Comandante Luis Piedrabuena de Santa Cruz, a un paso de saltar al archipiélago. Hoy es ingeniero civil y vive en Ituzaingó, Buenos Aires, junto a su familia. La carta lo ayudó mucho, y todavía lo acompaña y la conserva junto a la caja.
Hoy, a 27 años de
Pero como siempre decimos…esa…esa es otra Historia
APA.1º Abril de 2009