El Historia, Es Actual

El Pasado se ve reflejado con una mirada crítica en nuestro presente.


Las crónicas han sido desarrolladas en nuestro programa radial QSVT en FM Abril, Rosario.

El Legado de Belgrano

Manuel Belgrano fue mucho más que el creador de la Bandera. Estamos hablando de uno de los intelectuales más lúcidos de su tiempo que pudo escribir párrafos como los que siguen y que mantienen una dolorosa actualidad. Escribía en "La Gaceta" el 1º de setiembre de 1813: "Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra. El imperio de la propiedad es el que reduce a la mayor parte de los hombres a lo más estrechamente necesario."

En cuanto a la distribución de la tierra escribía: "Es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se les dan propiedades que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan."

Sin embargo, la historia oficial ha ubicado a Belgrano como el general de victorias y derrotas de las guerras de emnancipación y entronizado como creador de la Bandera.

Aún así, el hecho de la creación de nuestra insignia, demuestra el carácter audaz y resolutivo de Belgrano y su reiterada desobediencia hacia el Triunvirato de Buenos Aires que no atinaba a desprenderse de los colores imperiales amarillo y rojo que ondeaban en el Fuerte.

Luego de izada la bandera el 27 de febrero de 1812 en Rosario, comunicó al gobierno que había mandado enarbolar bandera, pues, expresa, “las Banderas de nuestros enemigos son señales exteriores que para nada nos han servido, y con el que parece que aún no hemos roto las cadenas de la esclavitud”

Apenas un mes después de aquellas requisitorias, ya en Jujuy, reunió a sus soldados en la plaza, frente al Cabildo, e hizo bendecir la Bandera el día 25 de mayo., Era significativamente todo un simbolo de liberación del yugo español que el Triunvirato no estaba dispuesto a aceptar. Por ello, al comunicar el hecho recibió inmediata reprimenda y se le exigió la reparación de “tamaño desorden” (sic). La carta le llegó con la copia de otra de igual tenor enviada antes a Rosario, pero que él no había recibido. Para el triunvirato no era lo mismo instituir una escarapela que izar una Bandera.
Belgrano prometió cumplir con la orden de deshacerse de la bandera, pero aclaró: “si acaso me preguntaren por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el Ejército”. Pero su carta no terminó ahí. Explicaba que, cuando llegó a Jujuy, observó a los pueblos fríos, distantes, casi enemigos; necesitaba entusiasmarlos y, entonces, dispuso la Bandera para “acalorarlos” (sic).
Como sabemos, Belgrano desoyó por tercera vez las órdenes del Triunvirato cuando decidió presentar batalla en lugar de replegarse hasta Córdoba. La victoria de Tucu¬mán, el 24 de septiembre de 1812, fruto de esa medida, fue fundamental para el curso de la Revolución, ya que movilizó las ansias de independencia, hasta ese momento demoradas por la hostilidad cada vez mayor de las potencias europeas. La revolución era ya celeste y blanca y San Martin cruzaría los Andes con los colores de la nueva Patria.

Quizas no haya sido entonces una distracción que a Belgrano no se le rindiera homenaje en el día de su muerte y se honrara a la Bandera que el creara. Como si se quisiese tapar la figura del heroe e intelectual de la Revolución para frivolizarlo en aquellos textos escolares que decían que “se había inspirado en los colores del cielo”.

Hoy, a 129 años de su muerte, nuestra bandera sigue siendo la imagen de nuestra identidad, y, el pensamiento y acción de Belgrano, el ejemplo necesario para una verdadera dirigencia politica que recupere el valor de las palabras pueblo, patria y libertad.

Pero en medio de frivolidades, chicanas y aprietes, en donde los desobedientes son tildados de traidores y a días de las elecciones, muy lejos estan todos los candidatos de ponerse a pensar un poquito en don Manuel Belgrano.

Pero como siempre decimos, esa, esa es otra Historia.


APA. 16 de Junio de 2009