El Historia, Es Actual

El Pasado se ve reflejado con una mirada crítica en nuestro presente.


Las crónicas han sido desarrolladas en nuestro programa radial QSVT en FM Abril, Rosario.

EL PRIMER FRAUDE ELECTORAL EN BUENOS AIRES


Hacia principios del siglo XVII, en Buenos Aires, un esclavo costaba 100 pesos, mientras que el traficante lo adquiría en Africa por 40 y lo revendía a Potosí en 800. En Santiago de Chile se vendían a 600, en Lima a 450 y en Cartagena a 300. Esta es una de las razones por las cuales pocos negros se afincaron en nuestro territorio: el beneficio estaba en venderlos, y no en conservarlos.
Leal a sus principios, Hernandarias se opone a esa corruptela y logra, en 1603, que el rey de España dicte una cédula ordenando la expulsión de los portugueses negreros de Buenos Aires.
Un escándalo, porque los porteños, sin minas ni indios para encomendar, subsistían gracias al tráfico ilegal. Los mercaderes ponen en acción sus influencias y sobornos, y logran que el obispo de Asunción, fray Loyola, dictamine que la cédula real sea “reverenciada, pero no cumplida”,
Sin rendirse, Hernandarias solicita en Madrid el envío de “pesquisidores” de la Corona para sancionar a los funcionarios corruptos, cómplices de los mercaderes. En 1605 llegan el tesorero real Simón Valdez y el escribano Juan de Vergara, ambos con fama de incorruptibles. Pero Buenos Aires hará su efecto y muy pronto ambos serán cabecillas de los “confederados”, banda de funcionarios y contrabandistas cómplices que dominan el mercado.
Fue entonces cuando se gestó el primer fraude electoral de la historia porteña. El 1° de enero de cada año, el Cabildo saliente elegía al entrante. En tal situación, los confederados necesitaban apoderarse del Cabildo, cuyos documentos, por distribuir y averiguar la justicia, podían ser peligrosos en manos enemigas. Los “beneméritos” contaban con ocho votos, en tanto los “confederados” solamente con dos: Simón de Valdez y el contador Tomás de Ferrufino, ya nombrados. 
Se corrompió al alcalde de segundo voto, Francisco Manzanares, y al regidor Felipe Navarro, prometiéndoles un futuro mejor remunerado. Como los demás cabildantes se han resistido al soborno, Vergara y los suyos actúan más drásticamente: en la noche del 31 de diciembre, hacen detener al regidor Domingo Griveo. Y ya que las puertas de la cárcel se han abierto, dejan salir a su colega Juan Quinteros, preso por delitos comunes, quien compromete su voto “confederado” a cambio de su libertad.
El 1º de Enero de 1616 se procede a la elección del alcalde: los cinco beneméritos votan a Gonzalo de Carabajal y los cinco confederados a Juan de Vergara y Sebastián de Orduña. El escribano de de registro tachó el voto que Carabajal se dio a sí mismo, y dijo que por haber sido empatada la elección el gobernador debe desempatar. Mateo Leal de Ayala, entonces gobernador, preside la sesión y desempata, proclamando alcalde de Buenos Aires a Juan de Vergara.
Ya no hubo necesidad de disimular: el tráfico de negros y el contrabando de productos europeos se harían a pleno sol. Y Hernandarias, digno colonizador y noble hombre, dio con sus huesos en la cárcel, y sus propiedades se remataron a precio vil.
Hoy, 400 años después, las elecciones anticipadas que se preveen, con poco margen de acción para los acuerdos políticos, dan argumentos de que se esta orquestando nuevas formas de fraude a la voluntad popular en la Argentina.
Pero como siempre decimos, esa…esa es otra Historia.
 APA.16 de Marzo de 2009