El Historia, Es Actual

El Pasado se ve reflejado con una mirada crítica en nuestro presente.


Las crónicas han sido desarrolladas en nuestro programa radial QSVT en FM Abril, Rosario.

GENOCIDIOS Y EPIDEMIAS

Resulta sorprendente cómo los historiadores han tratado el tema de la negritud. Lo ignoran, o construyen teorías imaginarias sobre el destino de la enorme masa humana que componía ese sector de la sociedad porteña y bonaerense. Lo cierto es que los negros de la etapa colonial y de las cinco primeras décadas posteriores a la Revolución de Mayo parecen haberse esfumado. Sin embargo hay hechos que desmienten muchas teorías incongruentes. Si se cruza el Río de la Plata, aún hoy, , se encontrarán barrios montevideanos habitados por personas de color.


¿Por qué en la Argentina no ocurrió lo mismo? ¿Qué pasó con los negros anteriores a 1880 en la Argentina?

Teniendo en cuenta que en 1816, el general José de San Martín tuvo en su poder un censo de esclavos negros posibles de reclutar militarmente, y que ascendía a 400.000, la pregunta es qué pasó con esos seres humanos en estas tierras.

La muerte masiva de africanos y afro-americanos reclutados para el Ejército de Los Andes fue un hecho reiterado durante la campaña de Chile, Perú y Ecuador, entre 1816 y 1823: de los 2500 soldados negros que iniciaron el cruce de Los Andes fueron repatriados con vida 143.

La frase de San Martín, luego de recorrer el campo de batalla de Chacabuco —“¡Pobres negros!”— da cuenta de los innumerables cadáveres de quienes habían pertenecido al Batallón N° 8 compuesto por los libertos “rescatados” de Cuyo.


Pasada la gesta de la campaña libertadora, se continuó con la costumbre de complementar regimientos de blancos con regimientos de negros, aunque siempre separados de los blancos e incorporados a cuerpos de negros ya existentes.

Años después, las batallas de Caseros, Cepeda y Pavón los tuvieron enfrentados en uno y otro bando.


Una historia mas se une al genocidio negro en la Argentina. Es una Historia cruenta como trágica.. Durante la fiebre amarilla de 1871 (en realidad la epidemia reunió variadas enfermedades contagiosas), los barrios de Buenos Aires más castigados por el flagelo fueron los que habitaban los negros. Eran barrios desprovistos de higiene en una Vieja Aldea que carecía de toda organización sanitaria. Eran los barrios más pobres y en donde la vida era más dura. Allí se desató la tragedia alentada por el hacinamiento, la promiscuidad, la miseria, la suciedad.

En medio del horror generalizado por la epidemia que no perdonaba ni discriminaba por el color de la piel, el ejército rodeó a los barrios negros y no les permitió la emigración hacia la zona que los blancos constituyeron el Barrio Norte como producto del escape de la epidemia. Los negros quedaron en sus barrios, contra su voluntad, allí murieron masivamente y fueron sepultados en fosas comunes.

Y todavía habría mas, otros negros, especialmente procedentes de la campaña, adonde el flagelo no había llegado, fueron reclutados compulsivamente, junto al irredento gauchaje criollo, y llevados a la guerra contra el Paraguay. Murieron luchando en los esteros guaraníes durante la Guerra de la Triple Alianza.


Hoy, Buenos Aires es, sin duda, una de las urbes del continente en las cuales estas diferencias entre las partes "rica y pobre" se verifica con mayor nitidez. La capital argentina está partida en dos por un eje que hace del Norte y del Sur, de su complejidad edilicia y social, dos realidades separadas por mucho más que la ubicación respectiva en la escala socioeconómica y cultural de sus habitantes. Son los niveles de pobreza y hacinamiento tan claros como hace 130 años atrás. Ya no son negros, son miles de desplazados de sus provincias natales, son los villeros criollos los nuevos parias de la Argentina desigual. Y el dengue, tarnsmitido por el mismo mosquito de la fiebre amarilla, sera también el nuevo represor de los pobres y marginados.

Pero como siempre decimos…esa esa es otra Historia

APA. 27 de Abril de 2009