El Historia, Es Actual

El Pasado se ve reflejado con una mirada crítica en nuestro presente.


Las crónicas han sido desarrolladas en nuestro programa radial QSVT en FM Abril, Rosario.

El Exilio de San Martín


El 10 de febrero de 1824, San Martín emprende un viaje a Europa en compañía de su hija Mercedes dado que su esposa, Remedios Escalada, había muerto el año anterior. Este viaje se convertiría en un exilio autopropuesto que lo alejaría de la Argentina los siguientes 25 años de su vida.

Pero, de qué vive en el exilio San Martín?.

Del Perú viene su entrada principal pero, aunque el Congreso le asigna una pensión como general de 12 mil pesos, se la reducen hasta llegar a 3.500 y se la envían salteado.

El gobierno porteño sigue orgullosamente sin reconocerle sueldos ni pensiones. Además, Rivadavia hasta le quita a Mercedes la pensión asignada por los triunfos del padre.

Del alquiler de una casa porteña recibe la cuarta parte de su valor debido a “la depresión del papel moneda en Buenos Aires (de 6 mil pesos le llegan 1.500) y la chacra mendocina Los Barriales no rinde casi nada.

Resumen: poca plata como para sobrevivir.

Pero San Martín se acomoda a esta vida. Siempre vivió modestamente, no le importaba el lujo, y es sabido que, después de liberar a Chile, hizo que un sastre le diera vuelta su viejo uniforme en vez de adquirir uno nuevo.

En 1827 le cuenta a O’Higgins: “que está en una “ triste situación” y no le queda “ recurso alguno para subsistir”.

En 1829, regresa a Bs Aires a fin de poner un poco en orden sus alicaías finanzas por la ausencia de renta de sus propiedades. Pero aún así –por ética– ante la lucha encarnizada entre compatriotas de la cual no quiere participar, rechaza el máximo poder en Buenos Aires que le ofrecen los ricos del puerto y que le hubieses conferido un buen pasar económicos y que pocos habían rechazado anteriormente. Así, se vuelve a Europa para vivir con menos de lo necesario.

Por eso nombra a Goyo Gómez (y en su reemplazo a Vicente López y Planes) como su administrador para tratar de que algo rinda algo.

Y su amigo O’Higgins le escribe rogándole si puede remitirme algún socorro lo más pronto que sea posible”.

A fines del 30 los problemas económicos se agudizaron. Dejó de llegarle la pensión del gobierno del Perú y su cuñado y apoderado en Buenos Aires, Manuel de Escalada, quebró.

La letra emitida en noviembre de 1830 por tres mil pesos,fue protestada. Le escribe entonces al General peruano José Rivadeniera: “Afortunadamente el comerciante honrado a favor de quien había librado la letra, lejos de apremiarme, con una generosidad de que se dan pocos ejemplos en Europa, me ha ofrecido cuanto necesite”. Por esa misma época, en carta a O'Higgins le cuenta que su «bienhechor» había sido «un tal Aguado, el más rico propietario de Francia, que sirvió conmigo en el mismo regimiento en España y a quien le soy deudor de no haber muerto en un hospital de resultas de mi larga y penosa enfermedad».

Así la ayuda de su protector en el exilio, Alejandro Aguado, se transforma además en su gran amigo en Paris. Aguado, había llegado a ser banquero de Fernando VII, quien lo había nombrado marqués.

Pero Aguado muere subitamente en un viaje a España. El "hombre más rico de Francia" había nombrado a su amigo San Martín su albacea testamentario y tutor de sus hijos, haciéndolo además heredero de todas sus alhajas y condecoraciones personales. El Libertador se hizo cargo entonces de la compleja misión de ejecutar el testamento y repartir la inmensa fortuna.

En septiembre de 1842, José de San Martín le escribía al general Guillermo Miller: "Mi suerte se halla mejorada, y esta mejora es debida al amigo que acabo de perder, al señor Aguado, al que, aun después de su muerte, ha querido demostrarme los sentimientos de la sincera amistad que me profesaba, poniéndome a cubierto de la indigencia."

Curiosa ironía: San Martín –que le arrebató a Fernando los pueblos americanos que pretendía seguir sojuzgando– es ayudado por alguien a quien el mismo rey hizo rico. Mientras tanto, Argentina, Peru y Chile le negarán sueldos y pensiones a su máximo heroe de la Independencia.

Hoy, a 165 años de estas vicisitudes de nuestro Libertador, vemos desfilar corruptos y millonarios con desenfafada obsenidad que les da el poder y la impunidad. No llegarán nunca a los talones de San Martín, pero nos cabe una satisfacción, nunca serán recordados por sus huecas proclamas de justicia y equidad sino por sus mezquinas vidas que nunca han sido el minimo reflejo de nuestro Padre de la Patria


Pero como siempre decimos…esa, esa es otra Historia.



APA. 4 de Agosto de 2009