El 25 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, a propuesta del diputado Gascón, dispuso adoptar como distintivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la bandera creada por Belgrano para uso de los ejércitos, buques y fortalezas.. El Congreso de Tucumán (ya trasladado Buenos Aires), el 25 de febrero de 1818, aprobó como bandera de guerra la misma que ya se usaba, pero con el emblema incaico del sol en el centro. No era casualidad, el sol simbolizaba la gran patria sudamericana amalgamada por 1000 años de civilización inca. Por ello, en la declaración de la Independencia los representantes lo hacian en nombre de las de las Provincias Unidas de Sudamérica y no del Rio de la Plata Asi fue que la declaración es publicada simultáneamente en tres idiomas: castellano, quechua y Aymará.
Y entonces nuestro emblema surcó los mares junto a Hipólito Bouchard, flameó en California y continuó su derrotero hacia el sur atacando las posiciones realistas de Sonsonete (El Salvador) y El Realejo (Nicaragua), en 1818 y 1819, respectivamente. Seguramente no fue casualidad que en julio de 1823, al independizarse las Provincias Unidas de Centroamérica (formadas por los actuales países de El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Costa Rica), adoptaran no sólo ese nombre sino también la bandera diseñada por el líder independentista Manuel José Arce, quien al presentarla recordó expresamente a los héroes argentinos San Martín y Belgrano.
La bandera en cuestión constaba de tres franjas horizontales azules y blancas y llevaba inscripta la divisa “Dios, Unión y Libertad”. Posteriormente, al separarse dichos estados, cada uno adoptó un diseño derivado del original que actualmente poseen, a excepción de Costa Rica, los colores celeste y blanco.
Nuestra bandera que impregna latinoamérica con sus colores, se transforma desde símbolo patrio en algo mucho mas poderosos: una idea emancipadora continental. Idea que fue frustrada desde adentro del propio seno de la naciente oligarquía argentina donde Rivadavia se convierte en el estandarte ingles para destruir el proyecto de unión continental. Lo hace ciertamente siendo Secretario de la primera Junta desautorizando a Belgrano a enarbolar bandera o ya como presidente persiguiendo a San Martin por su campaña al Perú.
Hoy, casi 200 años despues, mientras Evo Morales en Bolivia, reestatiza los yacimientos petrolíferos,nos encontramos en Perú y Argentina con pueblos originales desplazados de sus tierras para venderselas o facilitarles la explotación a los capitales petroleros extranjeros. Y mientras algunos tratan de seguir poniendo piedras en el camino, muchos siguen el sueño de la Patria Grande, , un camino como el del Inca que unirá a los pueblos por encima de los interese mezquinos de los grupos de poder. Recién entonces, será la victoria definitiva que añoraron de San Martin, Belgrano y Bolivar.
Pero como siempre decimos…esa..esa es otra Historia
APA.23 de Junio de 2009
