El Historia, Es Actual

El Pasado se ve reflejado con una mirada crítica en nuestro presente.


Las crónicas han sido desarrolladas en nuestro programa radial QSVT en FM Abril, Rosario.

RASTROJOS ARGENTINOS

A mediados del siglo XX se opera un cambio radical en la estructura agraria de la Pampa Húmeda. De la utilización para una ganadería extensiva, las tierras pasan a ser objeto de cultivos de cereales en forma cada vez más intensiva. Esto, entre otras consecuencias, genera el crecimiento y expansión de especies oportunistas por los cientos de miles de hectáreas sembradas con maíz, sustento principal de las comunidades del ratón de campo. De allí la denominación de “mal de los rastrojos” ya que la mayor incidencia de la enfermedad coincide con la cosecha del cereal, a comienzos del otoño y donde el virus alojado en el ratón se disemina a través de la orina y materia fecal.
Los primeros casos de la epidemia comenzaron a aparecer en 1953, A pocos años de la descripción clínica, en 1958 se logró aislar el virus causal. Entre los múltiples trabajos de investigación, julio Maiztegui con su equipo y Julio Barrera Oro desarrollaron el proyecto de obtener una vacuna contra la enfermedad Una cepa fue utilizada para fabricar la vacuna en los Estados Unidos, por un acuerdo de cooperación entre Argentina, la Organización Panamericana de la Salud y un centro de investigación de ese país. A partir de 1985 comenzaron los estudios clínicos y en la década del noventa, se usó en cientos de miles de personas del área endémica demostró una eficacia indiscutible.
Era entonces hora de su fabricación nacional. Lo único que faltaba para que ello pudiera iniciarse era la autorización del Ministerio y sus organismos de control, cosa que se fue demorando en demasía y que obligó a las autoridades de la Fundación a efectuar enérgicos y justos reclamos para que ello ocurriera. Así en el Laboratorio de Pergamino en el año 2003 se fabricaron cuarenta mil dosis de Vacuna Candid 1, auténticamente argentinas.
Pero todo no termina allí. Recién en agosto del 2005, luego de la autorización respectiva, se pudo iniciar el definitivo ensayo clínico. Hacia octubre de 2006 se autoriza la fabricación en el instituto con destino a la vacunación masiva, pero es por fin en octubre de 2007 y luego de una última prueba de campo, que se autorizó la vacunación masiva
Mientras que por más 40 años el sector agropecuario: cooperativas, cerealistas, semilleros, exportadores, ferieros, como así Cámaras de Comercio y Colegios de Profesionales locales, es decir toda la sociedad del sur santafesino y del centro de la provincia de Buenos Aires apoyaba y financiaba el proyecto y cientos de personas agrupadas inicialmente en ALFA (Asociación de Lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina) ,luego en la "Cooperadora Pro-Construcción de Edificios para los Laboratorios de Alta Seguridad del Instituto Nacional de Enfermedades Hemorrágicas". y por último en la Fundación sostuvieron la causa del Laboratorio e Instituto, el Estado Nacional anquilosado y burocrático se tomaba 20 años para llegar a aprobar una vacuna, cuyo precursor Julio Maiztegui nunca llegó a ver y que murió en 1993 en medio de la tristeza de los que lo conocían y la inoperancia del Minisiterio de Salud.

Hoy, que nuevas epidemias cubren nuestra Argentina, se propone estudiar el virus para compararlo con otros provenientes del Norte. No sea que nos pase nuevamente, que en esa espera, ahora nuevos miles mueran ante un Ministerio de Salud que solo envia mensajes contradictorios pero apela a la distribución de medicamentos que provienen de una multinacional farmacéutica para tratar la enfermedad y no prevenirla con una vacunas nacional que podemos fabricar con nuestros propios recursos y no esperar, como entonces 20 años.

Pero como siempre decimos…esa, esa es otra Historia